TRABAJOS CIENTIFICOS
Plantas medicinales, aromáticas y tintóreas.

Vender productos y no materias primas: la producción de nuestras plantas debe seguirle su industrialiación.

   

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Prensa Aromática, Año 2 N°10, Febrero de 1997. Buenos Aires. - pág. 14.*

PLANTAS TINTÓREAS AMERICANAS: "EL ROCÚ"
Por Susana Reyna


Rocú (sin.: Annatto, Achiote, Orlean, Terre Orellana, Bija, Bixa), es una sustancia colorante obtenida por extracción del pericarpio de las semillas del árbol de Bixa orellana L., originario de las regiones tropicales de Centro y Sudamérica, donde se desarrolla en forma silvestre o mediante cultivos.

La conquista de las Américas favoreció la introducción de plantas tintóreas nativas en el Viejo Mundo, de excelente comportamiento en los procesos de teñido. Esta circunstancia dió lugar a la formación de un importante comercio generado por estas especies. Las plantas tintóreas de origen americano que se comercializaron principalmente durante aquella época fueron: el palo Campeche, Haematoxylum campechianum L. (principio activo: Hematoxilina, Hemateina); palo Brasil, Caesalpinia brasiliensis Urb. (principio activo: Brasilina, Brasileína); y el Rocú, Bixa orellana L. (principio activo: Bixina, Norbixina).


Descripción botánica

Pertenece a la familia de las Bixáceas, constituida por un solo género con 4 especies. Se denomina botánicamente Bixa orellana L., en honor al botánico y explorador don Francisco de Orellana.

Es un árbol que alcanza en su lugar de origen unos 10 m de altura, de follaje persistente, con hojas simples, acorazonadas, largamente pecioladas y alternas. Las flores tienen entre 3 a 5 cm de diámetro, están formadas por un cáliz persistente de cinco sépalos, con una corola de cinco pétalos de color blanco, rosado o purpúreo, estambres numerosos, con filamentos filiformes dispuestos en varias series alrededor del ovario. El ovario es supero, unilocular, con dos placentas parietales pluriovuladas, estilo simple y estigma bilobulado. Las inflorescencias se disponen en forma de panojas terminales, en cada rama. El fruto es una cápsula espinosa de 2 a 5 cm de longitud, dehiscente por valvas conteniendo entre 30 y 40 semillas ligeramente cónicas, recubiertas por una pulpa rojiza, que contiene dos materias colorantes llamadas bixina (rojo-anaranjada), insoluble en agua, y norbixina (amarilla), soluble en agua; siendo la bixina el principal componente en las preparaciones liposolubles del rocú y, la norbixina en productos hidrosolubles.


Usos del Rocú: Antecedentes

Existen extensas crónicas que describen los distintos usos del rocú en la antigüedad, a las que hace referencia el Ing. Agr. A. Marzocca en su libro "Historia de las plantas tintóreas y curtientes". Dicho autor pone de manifiesto los distintos usos y nombres empleados por los nativos para denominarlo según las distintas regiones en las que se hallaba en estado silvestre.

Los indios de México la denominaban achiotl o achiote. En las Guayanas y en Venezuela se llamaba rocou o rocú. Los Yucatecas y los indios de las Antillas la denominaban Bixa o Bija y los Tupí Guaraníes la llamaban Urucú, nombre empleado también en el Noreste Argentino.

En épocas precolombinas los nativos usaban esta sustancia colorante principalmente para untar sus cuerpos, como medio de defensa contra los insectos. Los primeros escritos acerca de esta costumbre figuran en el diario de a bordo del primer viaje realizado por Colón, en donde se menciona que los nativos del lugar pintaban sus cuerpos de varios colores, en especial el rojo aunque no hacía alusión a este vegetal. Posteriormente, Fernández de Oviedo y Valdés (1794) denominó por primera vez a esta especie con el nombre de bixa o bija, explicando detalladamente la técnica que utilizaban los indios para pintarse, denominada por los mismos: embijado. Esta consistía en mezclar grasa en caliente con las semillas, de donde extraían la materia colorante. Para ello utilizaban distintas grasas o aceites animales como la del yacaré, iguana, huevo de tortuga, etc., obteniendo una pasta viscosa con la que embadurnaban todo su cuerpo. Los cuerpos, una vez embijados adquirían una coloración totalmente roja, lo cual indujo a la creencia errónea de que existía una raza de piel roja entre los aborígenes americanos.

Otros destinos importantes fueron para teñir alimentos, en especial el cacao, otorgándole mejor color al chocolate. También hay crónicas que relatan que teñían fibras vegetales como el algodón, con el que efectuaban vestimentas y mantas.

Luego de la conquista americana, el rocú fue adoptado rápidamente en el Viejo Mundo. Como demostró un excelente comportamiento en los procesos de teñido, España y Francia desarrollaron notablemente la industria textil, aventajando en muchos casos a las ciudades italianas de Génova, Florencia y Venecia. Sin embargo, ellas tuvieron dificultades debido a grandes intereses económicos de de otros productos tintóreos naturales ya existentes en Europa, quienes lograron la prohibición para importar algunos vegetales tintóreos desde América. En 1671 el estadista francés Jean Baptiste Colbert, ministro de Luis XIV y miembro de la familia de comerciantes textiles, promulgó una ley muy importante para la historia de la tintura en donde clasificaba a los tintoreros en: bastos, finos y seda. Se prescribía exactamente cuales eran los colorantes que debían utilizar cada uno de ellos, estando el rocú, el palo Campeche y el palo brasil incluidos en la categoría de bastos, lo cual habilitaba legalmente su comercialización. Resultó necesario entonces aumentar el volumen de lo exportado para abastecer el crecimiento de la demanda de aquella época. Por tal motivo España y Francia encararon el aumento de sus plantaciones en América, primero en las Antillas y más tarde en el continente, especialmente en Guatemala.

Cabe destacar que durante mucho tiempo tuvieron gran importancia todos aquellos vegetales que tenían la propiedad de teñir fibras textiles como la lana, seda y el algodón. Hasta que en 1856, un químico inglés William Henry Perkin, creó el primer tinte artificial, la malveina. A partir de allí comenzaba el reemplazo de los colorantes naturales por los artificiales y por consiguiente, el auge de la síntesis de estos últimos.

Formas comerciales de presentación actual

Comercialmente el rocú se presenta en distintos preparados: liposolubles e hidrosolubles, pero siempre derivados de los pigmentos fundamentales (bixina, norbixina), según se detalla a continuación:

  1. Rocú liposoluble: extracto en aceite como solución o suspensión. Es preparado a partir del pericarpio de las semillas, con aceite vegetal comestible. También es preparado por dilución, con aceite vegetal comestible, del extracto obtenido con los siguientes solventes orgánicos, acetona, diclcrometano, etanol, hexano, metanol, propan-2-ol, tricloroetileno, después de eliminar el solvente. Este preparado se utiliza en los productos alimentarios grasos, por ejemplo: en mantecas materias grasas en general. También se lo utiliza en la industria cosmética para la preparación de filtros solares.

  2. Rocú hidrosoluble: se prepara por extracción mediante hidróxido de sodio o potasio, del pericarpio de las semillas, del extracto del pericarpio de las semillas, obtenido mediante los siguientes solventes orgánicos: acetona. diclorometano, etanol, hexano, metanol, propan-2-ol, tricloroetileno, después de eliminar el solvente. Se obtiene así el colorante de mayor importancia en la industria láctea para su utilización en quesos, yogures, postres, etc.

  3. Rocú, extracto en polvo: se obtiene por: extracción del pericarpio de las semillas de Bixa orellana L., con una solución hidroalcohólica alcalina (amoniacal). La solución obtenida se mezcla con una suspensión de goma arábiga y maltodextrina en agua, se emulsiona mediante homogeneizador adecuado y se seca por sistema Spray dried. Este extracto en polvo tiene extensa aplicación en la industria alimentaria, porque puede ser usado en sustancias alimentarias liposolubles e hidrosolubles.

Las emulsiones tipo aceite en agua (ow). son utilizadas para colorear helados y cereales.

El empleo de colorantes naturales se ha incrementado en los últimos tiempos debido a la tendencia generalizada hacia la utilización de aditivos alimentarios de origen natural. Esta tendencia podría sufrir un retroceso si no se intensifican y racionalizan los cultivos, de modo que el aumento de la demanda quede compensado con un incremento de la producción.


BIBLIOGRAFÍA


*      Se publica aquí con la autorización de la autora




   
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