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DESINFECCION DE PLANTAS MEDICINALES - PRINCIPIOS BASICOS
ACOSTA DE LA LUZ, Lérida A.
2002, Ingeniera Agrónoma, Dra. en Ciencias Agrícolas, CUBA.
Si hacemos un análisis de cómo se ha incrementado de manera vertiginosa la demanda mundial de plantas medicinales y aromáticas en los últimos años, se comprenderá el por qué del surgimiento de trabajar en función de las buenas prácticas fitosanitarias para que la droga vegetal tenga calidad terapéutica. Por ejemplo en Europa las ventas de medicamentos herbarios en 1996 ascendieron a la suma de 5.000 millones de dólares y en la actualidad supera los 6.000 millones, lo que indica la enorme popularidad de este tipo de terapia y justifica que las mismas sean sometidas a exigentes evaluaciones y a que existan regulaciones que definan las normas que deben ser cumplimentadas.
La desinfección de las Plantas Medicinales surge por tanto como una necesidad de proveer insumos terapéuticos microbiológicamente seguros, con los requisitos exigidos para su comercialización y empleo por la población ya sea como droga seca o como materia prima para la elaboración de fitofármacos libres de impurezas y microorganismos patógenos que aseguren su calidad higiénico-sanitaria.
Estos insumos provienen de material vegetal recolectado en el campo, por lo que suelen presentar alta contaminación de microorganismos, los propios de la planta y del suelo y los del medio ambiente en que se desarrollan: polvo, insectos, hongos, materias fecales de animales, pesticidas, también el empleo de agua no apta microbiológicamente o contaminada con metales pesados como Pb, Mn, Ni, Cr, etc., componen la fuente de contaminación de las mismas.
Ahora bien, como dicho material vegetal constituye un sustrato apropiado y muchos de los microorganismos presentes son capaces de sobrevivir a los procesos de secado utilizados, resulta que de forma general su número es elevado, entre 103 - 108 ufc/g, compuestos en un alto porcentaje por bacterias mesófilas aerobias, entre las que se destacan las formadoras de esporas, lo que explica su supervivencia a pesar del proceso de secado. Los estudios han reflejado alta contaminación microbiana en las drogas vegetales, destacándose la presencia de Pseudomona aeruginosa, Staphylococcus aureus, Escherichia coli y Salmonella sp., igualmente la existencia de levaduras y de hongos filamentosos, con frecuencia se ha detectado la aparición de Aspergillus y Penicillum. Respecto a los hongos, éstos pueden reproducirse antes o durante el secado, el almacenamiento o el envío de los productos. (Argentina, 2000ª y 2000b; Artusi, 2000).
Por tal motivo los problemas de contaminación y consecuentemente las pérdidas de materias primas vegetales han ido en aumento, por lo que la estrategia para solucionar dicha problemática debe tomar en consideración entre las soluciones propuestas la desinfección de las mismas mediante métodos aprobados por la OMS. Las tecnologías disponibles incluyen variedad de procesos de decontaminación, por lo que se han desarrollado desde hace muchos años métodos de desinfección química y más recientemente métodos físicos mediante la utilización de la energía de radiación de los rayos ganma que junto a otras técnicas de ionización constituyen un nuevo procedimiento con gran diversidad de aplicaciones industriales, especialmente en la industria de fitofármacos. (Rubio, 1998ª).
Con la desinfección de las drogas vegetales se pretende alcanzar los siguientes objetivos:
En cuanto al control microbiológico las normas exigen las siguientes especificaciones:
DETERMINACION | NUMERO MAS PROBABLE DE MICROORGANISMOS mfc/g |
Conteo total de bacterias | |
Conteo total de hongos | |
Escherichia coli | |
Otras enterobacterias | |
Salmonella | |
Staphylococcus aureus | |
Pseudomona aeruginosa |
Desinfección química.
Muchos han sido los tratamientos químicos que ha utilizado el hombre, pero entre los más difundidos está el empleo de sales clorinadas como el hipoclorito de sodio o de calcio; de fácil adquisición, relativamente económicas y buenas desinfectantes debido a que su acción está determinada por el Cloro libre que actúa cuado se encuentra en dilución y que además tiene la ventaja de una acción instantánea a concentraciones bajas. Para la reducción de la población microbiana se emplean dosis mínimas, entre 0,5 - 2,0% y el tiempo de inmersión es también breve, entre 5 y 10 minutos. Es de destacar que se prefiere la sal de sodio por ser más soluble que la de calcio, la que deja en la droga una capa blancuzca, que le proporciona un aspecto no adecuado. (Alfaro et al., 2000)
Previa a la desinfección se requiere del lavado del material, lo que consiste en tratarlo con abundante agua potable, es decir, agua que debe reunir las condiciones químicas y microbiológicas planteadas para que la misma no constituya una vía de contaminación. El tratamiento se hace por circulación continua; en el caso del lavado de raíces y rizomas se auxilia de un cepillo mientras se lava bajo el chorro. A continuación se efectúa un lavado por inmersión en un tanque de agua con las características antes señaladas.
Para la desinfección se emplea otro tanque con la solución del hipoclorito en la concentración determinada previamente; se hacen varias inmersiones durante un tiempo también establecido con anterioridad que va a depender en gran medida del tipo de material con el que se trabaja. Así por ejemplo para las hojas de Lippia alba la concentración del hipoclorito de sodio es de 1% y el tiempo de inmersión de 10 minutos, en tanto que en la desinfección del follaje de Plantago lanceolata y Plantago major la concentración es de 0,5% y 5 minutos de sumersión, para el follaje de Ocimum basilicum var. lactucaefolium es de 2% con 5 minutos y para los rizomas de Zingiber offícinale 2%, 10 minutos. (Acosta y Rodríguez, 2002)
Los utensilios y equipos empleados son: dos tanques de acero inoxidable de 100 litros cada uno; se conoce que la capacidad de los mismos permite que la cantidad de material a tratar sea de 8 kg aproximadamente y que cada 3 muestras se cambie el agua y la solución antiséptica. Otros materiales utilizados son el formol al 1% para la desinfección del área de trabajo y los sacos de malla de rafia de polipropileno o material similar para el escurrido del producto tratado (Alfaro et al, 2000). |
Desinfección física
En algunas especies donde no es conveniente la desinfección química, entre las soluciones propuestas se encuentran los métodos físicos; es el caso de las drogas constituidas por flores; ejemplo de ello son Calendula officinalis, Matricaria recutita, Hibiscus elatus, entre otras.
La ionización, utilizando la energía de radiación de los rayos gamma, catalogada técnicamente como un método físico, es una tecnología simple y segura. Consiste en que los productos envasados o a granel pasan a través de un campo de radiación dentro de una cámara de irradiación, a una velocidad controlada para asegurar la correcta cantidad de energía y está basada en que inhibe muy eficientemente la síntesis del ADN en las células viables de las poblaciones microbianas. En el proceso gamma se usa como fuente de energía las emitidas por los radioisótopos Cobalto-60 y Cesio-137. Es de destacar que estas fuentes no convierten el material en radioactivo, no existe transferencia de calor al producto lo que constituye una gran ventaja en el caso de droga vegetal termosensible, no deja residuos, es inocuo y no contamina el medio ambiente, así como que impide la recontaminación del material envasado. El tiempo de exposición es el que determina la dosis de ionización absorbida, por lo que resulta un proceso de fácil control para asegurar su confiabilidad y repetitividad. Dicha tecnología, por las numerosas ventajas que presenta frente a otros métodos de desinfección, se encuentra muy difundida en Europa, Estados Unidos y Canadá. Se señala que se ha comprobado que con el empleo de las radiaciones ultravioletas o las microondas no se logra el aseguramiento de la calidad higiénica en las hierbas secas, por lo que no resultan apropiados, así como tampoco el uso de óxido de etileno, que aunque es bastante eficiente como agente de control microbiano, requiere de mayor tiempo de espera para que el producto pueda ser consumido que en el proceso de ionización, además de ser considerado mutagénico y agente causante de otros efectos crónicos y tóxicos retardados, por lo que a partir de 1990 su empleo ha sido derogado. (Rubio,1998ª y 1998b; Argentina, 2000b; Artusi, 2000).
Como unidad de medición se utiliza el Gray y sus múltiplos, siendo el Gray-joule de energía absorbida por kilogramo de material expuesto. La cantidad de energía absorbida por este material, o sea la dosis, puede determinar cambios en el mismo, por lo que resulta importante conocer que con el empleo de dosis medias (entre 1-10 kGy) de radiación ionizante se elimina o disminuye la población de microorganismos saprófitos y/o patógenos no esporulados. ( Rubio, 1998b).
La sensibilidad de los microorganismos frente a la irradiación se mide en valores D10 (dosis necesaria para disminuir la población microbiana en un ciclo logarítmico); este valor va a depender de varios factores entre los que podemos mencionar: la especie o cepa bacteriana, las condiciones de irradiación y el tipo de material que se va a desinfectar. Se plantea que dosis de 2-3 kGy reducen aproximadamente 3 ciclos logarítmicos de los serotipos más resistentes de Salmonella sp. (su radioresistencia D10 está comprendida entre 0,37-0,86 kGy); de bacterias como Staphylococcus aureus, (su radioresistencia D10 está comprendida entre dosis no menores de 1,0-1,5 kGy), Streptococcus sp. y enterobacterias. Asimismo se menciona que para Escherichia coli su radioresistencia D10 está comprendida entre 0,24-0,39 kGy y para Pseudomonas sp. entre 0,02-0,05 kGy. Se adiciona además que con esta tecnología se asegura el control de una posible infestación con insectos debido a que éstos presentan una mayor sensibilidad a la ionización que los microorganismos, pues la dosis efectiva para su control es de 1 kGy. (Argentina, 2000ª; Rubio, 1998b )
Con relación a la composición química, compuestos como flavonoides, antocianósidos, antracenósidos, ginsenósidos, glucoiridoides y taninos, presentes en corteza, hojas, follaje, flores, raíces y rizomas de diferentes especies medicinales, compuestos fácilmente alterables, susceptibles de hidrolizarse u oxidarse y que constituyen los principios activos de la mayor parte de las plantas medicinales se comprobó que la irradiación en dosis de 10 kGy no ejercía influencia sobre los mismos. Además los estudios de conservación a los 3 años permitieron confirmar el fenómeno de radioprotección de los constituyentes activos de las drogas vegetales. Se menciona que es posible que en el caso de las plantas medicinales el efecto de los rayos gamma se traduce en una acción favorable a nivel de las membranas celulares al facilitar la difusión hacia el exterior de los principios activos contenidos en la droga vegetal. (Sincholle et al., 1987)
Se hace referencia respecto a los aceites esenciales contenidos en las especias y en otras hierbas aromáticas que se ha determinado mediante estudios de cromatografía gaseosa que cuando se trata de dosis de hasta 10 kGy no se observan cambios sustanciales (Argentina, 2000b; Artusi, 2000)
Partiendo de estas premisas y en razón de los requerimientos mundiales que en el presente se exigen sobre calidad higiénico sanitaria en las plantas medicinales, se analizaron los trabajos existentes en dicho contexto, como por ejemplo los realizados por Sincholle et al. en 9 especies medicinales; en Cuba, López. et al., 1992, llevaron a cabo estudios de decontaminación física en Calendula officinalis para el control de los microrganismos presentes en las flores recolectadas. Los investigadores probaron dosis desde 2-10 kGy, utilizando como fuente Cobalto-60 y demostraron que con la de 7 kGy hubo buena efectividad sin alteración de los parámetros farmacognósticos en la droga seca, corroborando lo planteado por los autores antes señalados sobre la factibilidad de aplicación de este método sin producir alteración de la calidad de la droga.
En cuanto a los envases que debe ser utilizados en el caso de los productos que serán sometidos a la acción de la ionización, los requerimientos son: hermeticidad y resistencia. Se señala que en general las bolsas de polietilenos de espesores apropiados para ser barreras o también los polilaminados de papel kraft y las cajas de cartón corrugado, ambos con bolsa interior de polietileno impiden el ingreso de contaminantes externos (Argentina, 2000b; Artusi, 2000)
Desde el punto de vista de la validez legal internacional de esta tecnología, es de destacar que ha sido recomendada por el JECFI (Junta del Comité de Expertos en la Irradiación de los Alimentos). Este grupo de Expertos fue conformado por representantes de la FAO/OMS/OIE y por otros miembros de los países que en esos momentos contaban con los mayores desarrollos en el área de la irradiación de los alimentos, el trabajo concluyó en 1980 y arribó a la siguiente conclusión: no existen riesgos nutricionales, teratogénicos, ni carcinogenéticos, emergentes del consumo humano de los alimentos irradiados con dosis de hasta 10 kGy. Por tal motivo dicha tecnología fue aceptada por el CODEX ALIMENTARIUS y también discutida y aceptada por la Comisión Reguladora Alimentaria de la Comunidad Europea durante la reunión de Bruselas en 1988 y su aplicación comercial auspiciada por los acuerdos del GATT discutidos en la Ronda de Uruguay en 1984. (Kaupert, 1998 y 2000)
Como conclusión de todo lo expuesto se puede señalar lo siguiente:
Se debe promocionar la aplicación y dar a conocer la importancia de la Desinfección de las Plantas Medicinales como una alternativa para producir fitofármacos con similar calidad higiénico-sanitaria a las exigidas a los medicamentos convencionales o alopáticos.
Bibliografía |
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