TRABAJOS CIENTIFICOS
Plantas medicinales, aromáticas y tintóreas.

Operación rescatemos la memoria.

   

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Anales de SAIPA - Sociedad Argentina para la Investigación de Productos Aromáticos
V JORNADAS NACIONALES DE ACTUALIZACIÓN SOBRE RECURSOS NATURALES AROMÁTICOS Y MEDICINALES - San Carlos de Bariloche (Río Negro), Argentina - 1991
Volumen XII - 1994 - pág 121 a 128.

RESCATEMOS LA MEDICINA TRADICIONAL
Esteban N. Veghazi *

* Doctor en Farmacia. Santiago de Chile.

La Facultad de Química y Farmacia de la Universidad de Chile está abocada en la formación de una "unidad de trabajo" para rescatar la medicina tradicional y promover el acercamiento entre la medicina oficial y tradicional. Una parte del objetivo está marcado por el proyecto chileno que presentamos, e invitamos a SAIPA y otros interesados en el tema para trabajar juntos, por supuesto extendiendo al proyecto también para Argentina y/o otros países.

OBJETIVOS

  1. Investigación de la etnobotánica autóctona en Chile con el fin de incorporarla en forma controlada e industrializada en la atención primaria y secundaria de la salud nacional y como base para el desarrollo de nuevos productos medicinales para la exportación.

  2. Echar las bases para una selección y mejora de plantas medicinales y aromáticas chilenas con el fin de favorecer la productividad en términos de sustancias de acción medicinal.

JUSTIFICACIÓN

En Chile existe una fuerte tradición en el uso de plantas medicinales para la curación de enfermedades, basada principalmente en la influencia quechua-aymará y en la mapuche, y además hay una gran influencia proveniente de las poblaciones indígenas de los países vecinos.

El famoso investigador de la vida de los antiguos araucanos Martín Gusinde escribe sobre el arte y la práctica de los así llamados hechiceros, "que el arte o la actividad de estos hechiceros se desempeña en el campo de la sugestión y a veces de la magia, de la mística y mitología, mientras que las aplicaciones llevadas a cabo por él y por cualquier persona seria del pueblo se basan sobre una experiencia probada desde centenares de años.

Dejando a un lado todo el misticismo en que un hechicero esconde su verdadera actividad curativa, sin duda hay muchas medicinas y remedios que una y otra población indígena conoce muy a fondo por su valor real, aplicándolo de diferentes maneras pero, con buen criterio, contra las dolencias del cuerpo, recurriendo a remedios que el reino vegetal generosamente les ofrece. Muchos son, en verdad, los específicos que la medicina moderna debe a la experiencia de los pueblos autóctonos". Especialmente sus hechiceros llamadas machis -muchas veces eran mujeres- tenían conocimientos profundos y vastos de la flora de su territorio.

El célebre abate Molina escribe al respecto: "Los vegetales, con especialidad los herbáceos, forman el capital de la farmacia de aquellos chilenos que todavía subsisten en los errores del paganismo y sus médicos, llamados machi, son herbolarios peritos que poseen por tradición el secreto de un número grande de simples, adaptables a todo género de enfermedad, con las cuales hacen diariamente unas curaciones maravillosas: aunque ya por aversión a la nación conquistadora o ya por ambición de hacerse menesterosos, procuren ocultar lo que saben en esta materia, sin embargo, movidos de la amistad, han manifestado hasta ahora las virtudes medicinales de muchos árboles y de más de doscientas hierbas salutíferas, de que usan con mucho acierto los chilenos cristianos, sirviéndoles al mismo tiempo para establecer un ramo de importante comercio con los reynos limítrofes y con Europa" (1788). Lo antedicho está confirmado por otro historiador (Rosales 1877).

Y continuaremos con Gusinde: "sorprende sin duda alguna, el número inesperadamente alto de plantas medicinales que los araucanos de Chile emplean con buen resultado desde siglos para aliviar sus enfermos. No hay para que repetir lo que ya bien se sabe, cuánto la farmacología europea le debe a la experiencia medicinal e higiénica de los pueblos primitivos. Que los etnólogos y botánicos sigan profundizando sus observaciones al respecto entre los indígenas de todo el mundo, pues prometen aportar uno y otro alivio más en varios males físicos que azotan la humanidad."

Las plantas más usadas en la medicina tradicional chilena son fundamentalmente de origen nativo y sólo parcialmente de origen europeo. De todas ellas hay muy pocas que se cultivan y la forma normal de obtener las plantas nativas es mediante su recolección en el terreno, lo que encierra el riesgo de que se haga en forma desordenada, explotadora, exhaustiva y degradatoria del medio ambiente.

Por esto muchas plantas usadas en la medicina popular han desaparecido; otras se encuentran en franco retroceso numérico, de allí que sería necesario su cultivo masivo y eventualmente mejorarlas genéticamente, si fuera posible, a fin de salvarlas de la extinción y poder usarlas en la curación primaria o como medicina alternativa.

Las experiencias multimilenarias en todos los países y regiones demuestran que la utilización de plantas medicinales constituye una forma de tratamiento eficiente para muchas enfermedades y en la mayoría de las veces, sin efectos colaterales indeseables para los usuarios.

Las hierbas medicinales que se venden en nuestro país por herbolarios, hierbateros o curanderos, en su mayoría no tienen ningún respaldo ni reconocimiento oficial, sin embargo, circulan y son usadas por la reputación que el uso popular les ha conferido.

En la mayoría de los casos se desconoce la naturaleza de sus principios activos y frente a la mayoría de ellos no se usan claves de diagnósticos que posibiliten su correcta identificación taxonómica.

El deseo es un mejor aprovechamiento del saber tradicional latente en nuestro medio y de los abundantes recursos que generosamente nos brinda nuestro suelo, debe motivar una investigación al respecto. Sería importante evaluar la acción terapéutica de todas las plantas medicinales usadas hasta hoy empíricamente, buscar nuevas formas de uso y acción, en especial la obtención de formas farmacéuticas adecuadas que, por su bajo costo y por alcance de todos, pueden ser una alternativa de estar al solución con la inaccesibilidad a los fármacos alopáticos para muchos chilenos dado los costos crecientes que éstos experimentan.

Cabe mencionar que la Organización Mundial de Salud, conociendo las casi invencibles dificultades que significaría la investigación farmacognósica de todas las plantas usadas en la medicina tradicional, durante un tiempo relativamente corto, llama la atención a su posible uso, si ha sido verificada su intoxicidad e inocuidad usándolas aún durante largo tiempo.

Otro aspecto importante del problema es que están desapareciendo también los profesionales indígenas (yatiri, machi, laventufe, shamán, curandero, herbatero, etc.) quienes conocían por tradición las plantas y su forma de uso contra las diferentes enfermedades y su utilización en la prevención de los mismos. Existe así el evidente peligro de que se pierda todo un bagaje de conocimientos prácticos que ellos poseen en relación con la prevención y la curación de muchas enfermedades.

Por mucho tiempo se ha considerado que la herbolaria chamaluca es producto del pensamiento y acciones mágicas pertenecientes al sistema de creencias o supersticiones de los indígenas, negándole a esta medicina toda validez científica.

Hoy día el trabajo riguroso de farmacólogos y otros científicos ha demostrado la presencia de principios activos en casi todas las plantas medicinales mapuches.

La machi tiene un conocimiento extenso de herbolaria. Ella sabe de su ciclo reproductivo y de sus propiedades específicas, cuál es la parte de la planta que debe ser utilizada para cada dolencia y la época en que deben ser recolectados, aunque este saber enmarque dentro de un saber ritual. Este saber se ha ido transmitiendo por medio de la tradición oral, de generación en generación, de madre a hijas.

No podemos desconocer que en la atención primaria de la salud, las hierbas y sus formas farmacéuticas son tan importantes como los medicamentos sintéticos y representan un alto porcentaje de los fármacos consumidos por la población, sobre todo la de menores recursos. Hoy día las plantas medicinales ya no sólo son un recurso terapéutico para la gente campesina sino también para la población urbana, incluso para la clase alta.

El uso de yerbas autóctonas como complemento alimentario o corno medicamento es una realidad común en forma de agüítas en la dieta alimentaria cotidiana y las hierbas medicinales forman parte importante del acervo médico popular, a pesar de que la medicina oficial abandonó este tipo de prescripciones hace ya unos 40 años. Algunos comienzan a recetarlas o ellos mismos preparan mezclas de tés o extractos valorados. Este es un fenómeno mundial, por lo tanto, el desarrollo de nuevos productos farmacéuticos a base de plantas medicinales indígenas tendría mercado en el exterior y nuestra industria farmacéutica podría desarrollarlas libremente y sin las presiones del know-how o licencias extranjeras, teniendo nuevas fuentes de materias primas y ofreciendo nuevos agentes terapéuticos.

La América aborigen poseía un abundante patrimonio de conocimiento y valores de su patrimonio vegetal relacionados con la salud. Teóricamente en el proceso de contacto cultural deberían haber surgido entre nosotros movimientos tendientes a revalorizar, reafirmar y reinterpretar la teoría y la práctica de la medicina herbolaria tradicional, como se ha realizado este proceso en la India, China y aquí en América Latina, en México con la medicina tradicional; incluso han llegado a cristalizarlo en investigaciones científicas en cátedras universitarias. En nuestro medio parece que tal proceso sólo ocurre, hasta el momento en el ámbito de la cultura y la medicina popular. Hemos perdido mucho tiempo, rescatemos ahora todo lo que se pueda, empecemos a trabajar juntos como corresponde a los buenos vecinos.

Tenemos que rescatar los valores de la medicina tradicional y utilizarlos en beneficio de nuestra generación y también de las posteriores, en la misma forma corno se lo hace en México, donde en la esfera del seguro social, el 80% de los fármacos que se receta y emplea está preparada a base de hierbas medicinales.

Por otra parte, el cultivo de estas plantas de acuerdo con indicaciones estrictas para resguardar su calidad podría representar una fuerte importante de recursos en muchas zonas de país. En efecto, para los pequeños propietarios de la zona del Norte Chico, del Centro y del Centro-Sur de nuestro país especialmente, el cultivo de plantas medicinales podría representar una fuente de entradas, ya que se trata de plantas autóctonas y que, por lo tanto, son menos exigentes, sobre todo si se cultivan en terrenos adecuados y en zonas donde se dan en forma silvestre. Esta posibilidad de cultivar plantas medicinales en condiciones favorables y con una forma de cosechar adecuada podría contribuir grandemente al incremento de los recursos económicos para una parte de la población campesina que sobrevive en condiciones de pobreza. El darle este sentido social a nuestro proyecto haría necesario favorecer esta actividad entregando semillas, o plántulas o almácigos obtenidos en viveros o invernaderos adecuados para el efecto. Esta relación entre los que cultivan las diferentes especies vegetales medicinales y nuestro proyecto como proveedor de semillas o almácigos aumentaría la calidad de las plantas cultivadas y un mejor tratamiento post-cosecha. De ahí que se contempla un servicio de asesoría técnica al respecto.

Sería conveniente planificar una serie de investigaciones sobre la etnofarmacología que subyace en la experiencia medicinal de nuestros aborígenes con el objeto de aplicar estos conocimientos en forma práctica, siguiendo las palabras del gran Leonardo da Vinci, quien dijo: "...para querer o rechazar algo, es necesario primero, conocerlo y luego opinar." Estamos convencidos de que mediante el mejor conocimiento científico de las plantas medicinales, que los indígenas conocían y aplicaban muy bien podríamos acceder al conocimiento de nuevas propiedades de centenas de especies vegetales que por diversos motivos se han ido abandonando como recursos medicinales, o si se las usa en forma muy restringida en el lugar de su hábitat natural. De esta manera entraríamos en condiciones de reubicar estas plantas en el inventario de la medicina tradicional chilena y aumentar su uso en forma científica y al mismo tiempo pragmática.

Al mismo tiempo que rescatamos y mejoramos el conocimiento herbolario que hemos heredado de nuestros aborígenes y con la completa certeza que nuestro proyecto tiene proyecciones presentes y futuras insospechadas como lo atestigua la rica experiencia que se ha logrado mundialmente en este campo y que ha hecho posible que hayan convocado ya a un V Congreso Internacional de Medicina Tradicional y Folklórica que se celebrará en diciembre del presente año con el fin de "analizar posibles alternativas de salud que favorezcan el desarrollo de las Ciencias de la Salud y enriquezcan la cobertura mundial en el control de padecimientos humanos bio-sico-sociales", nos parece también conveniente echar las bases para un desarrollo ambientalmente sustentable de esta forma de Medicina Tradicional que podría significar un aporte importante para mejorar la Salud Primaria de los chilenos, una de las tareas prioritarias del actual Gobierno.

Tenemos la intención de preparar una segunda etapa del proyecto a presentar después de haber dado los primeros pasos en la investigación en lo relacionado con la selección y mejoría de las especies más importantes desde el punto de vista medicinal y de obtención de sustancias aromáticas, para su uso interno y también para exportación. Teniendo esta intención, ya durante la primera etapa del proyecto, que tiene un aspecto social y pragmático, prestaríamos atención a ordenar los datos a recoger para usarlos en la segunda etapa que debería ser más científica y serviría no sólo la medicina tradicional sino también la alopática junto a las posibilidades de ampliar las bases de la industria farmacéutica nacional y la exportación de sus productos.

ASPECTOS CONSIDERADOS EN EL PROCESO DE INVESTIGACIÓN

  1. Investigación bibliográfica sobre etnobotánica chilena y de los países vecinos.

  2. Prospección de las plantas usadas como medicinales en zonas con fuertes raíces o influencias indígenas, formas de uso por los profesionales indígenas de la zona y por el resto de la población. (Investigación en el terreno).

  3. Identificación taxonómica de las especies usadas, análisis lexicológico de los mismos e investigación de su inocuidad.

  4. Análisis de los resultados obtenidos con las plantas más utilizadas y de las formas de uso sobre la base de las experiencias de los profesionales nativos.

  5. Recolección de semillas y obtención de almácigos, estacas etc. destinados a repoblar o a incrementar la densidad poblacional de las especies medicinales utilizables y que están sobre-explotadas o en vías de regresión numérica.

  6. Favorecer la incorporación de pequeños propietarios agrícolas en el cultivo de plantas medicinales entregándoles semillas y almácigos mediante la entrega de cartillas orientadoras y asesoría técnica.

  7. Tecnología de elaboración de productos curativos proveniente de las plantas medicinales identificadas, en forma casera y también para uso industrial.

  8. Control de calidad y normalización de la materia prima y también de los productos.

  9. Posibilidad de la instalación de una Planta Industrial de Productos de Origen Vegetal destinados a ser usados para contribuir a la salud corporal y el bienestar humanos.

Considerando que la flora silvestre de Chile y Argentina demuestra una similitud amplia, sería conveniente buscar la posibilidad de cómo podríamos trabajar juntos, en la base de los aspectos arriba mencionados, los cuales no son fijos e inamovibles sino podemos modificarlos por mutuo acuerdo. Como primera parte del trabajo se propone:

  1. Crear una farmacopea herbolaria que incorpora estudios sobre especies autóctonas chilenas y argentinas que permita conocer sus facultades en el ambiente terapéutico y descartar los tóxicos o aquellos cuyo uso prolongado puede causar daños.

  2. Reunir y unificar todo la información disponible sobre este tema, proveniente de las universidades o centros de estudios prácticos y ponerlos al conocimiento de las autoridades competentes, para contribuir a crear nuevas alternativas a las prestaciones primarias de la salud.



   
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