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Anales de SAIPA - Sociedad Argentina para la Investigación de Productos Aromáticos
JORNADAS NACIONALES DE ACTUALIZACIÓN SOBRE RECURSOS AROMÁTICOS Y MEDICINALES
Volumen IX - NECOCHEA, 1984 - pág 147 a 158.

ZONIFICACIÓN AGROCLIMATICA PARA EL CULTIVO DE LA MOSTAZA BLANCA (Sinapia alba) EN LA ARGENTINA
Graciela H. CANULLO * y Eduardo M. SIERRA **

* Ingeniera Agrónoma. Docente de la Cátedra de Cultivos Industriales, Facultad de Agronomía. Universidad de Buenos Aires.
** Ingeniero Agrónomo. Docente de la Cátedra de Climatología y Fenología Agrícolas, Facultad de Agronomía. Universidad de Buenos Aires - Investigador del CONICET.

SUMMARY

The white mustard (Sinapis alba L.) has simple and moderate bio and agroclimatic requirements.

In this paper it was attempted a first approach to an agroclimatic zonification for Argentina, on the basis of thermic and hydric indexes (mean monthly temperature at the sowing time and hydric situation at the flowering stage).

The obtained map shows the existence of an ample region , within the moderate thermic regime area of the Pampasic Plain, with aptitude for this culture; furthermore, the existence of apt areas of lesser extension is inferred.

INTRODUCCIÓN

Reciben el nombre de mostaza 3 especies pertenecientes a la familia de las Cruciferas: Sinapis alba o mostaza blanca, Brassica nigra o mostaza negra y Brassica juncea. Esta última comprende formas con semilla marrón, mostaza de la India, y formas con semilla amarilla, mostaza Oriental o de la China.

La mostaza, conjuntamente con la colza y otras especies del género Brassica, se hallan entre las especies domesticadas por el hombre desde tiempos muy remotos.

Todas las especies mencionadas son de clima templado a templado-frío. Se cultivan con siembras primaverales en regiones con veranos muy frescos y con siembras otoño-invernales en regiones con inviernos benignos y húmedos (Papadakis, 1984).

En nuestro país la especie de mayor importancia comercial es Sinapis alba L., cultivada preponderantemente en el área bonaerense (Rodríguez Caceras, 1984).

Según Hemingway (1) su centro de origen parece ser la zona este del Mediterráneo, hallándose formas silvestres alrededor de todo el litoral mediterráneo y, especialmente, en el mar Egeo. [(1) No indica año.]

Las principales zonas mundiales de producción se hallan localizadas en la Unión Soviética, Europa y Canadá, poseedoras de una moderna tecnología y elevada producción.

Se la utiliza principalmente para elaboración de aderezo, uso más conocido en nuestro país. En algunos países como Suecia se la emplea como oleaginosa de verano (2) y en Alemania como abono verde (3).[(2) Comunicación personal de Jacobsson, Bengt-Svalöf AB International división - 1983.09,28. (3) Comunicación personal del prof. Dr. Robbelen, G. Institut Für Pflanzenbau und Pflanzenzüchtung Der Universitat Gottingen. May 2, 1983.]

Es un cultivo resistente al frío, las semillas pueden germinar con bajas temperaturas del suelo, sembrándose en algunas regiones con valores térmicos de 3° a 4° C. Las temperaturas medias mensuales óptimas para efectuar la siembra oscilan entre 4 y 12° C, con una media de 8° C. Para su desarrollo y crecimiento requiere temperaturas medias mensuales de 16 a 18° C (4). ["(4) Seelig, R.A. Mustard Greens - Fruit and Vegetable Facts and Poin ters. 4 p. September, 1970.]

Por su comportamiento fotoperiódico se la clasifica como una planta de días largos cuantitativa. El umbral de esta especie aparentemente estaría dado (Kinet, 1972) por una duración del día de aproximadamente 10 horas ya que a valores inferiores no se induce la floración.

Por consiguiente, la duración del fotoperiodo no constituye una limitante para el cultivo. No obstante resulta de suma importancia tener en cuenta la acción combinada de la temperatura y la duración del día. Tanto los incrementos en la longitud del día como los incrementos en la temperatura determinan un marcado acortamiento del subperíodo nacimiento-floración (Bretchneider-Herrmann und Schuster, 1967).

Bretchneider-Herrmann y Schuster (1967) han demostrado que, en la medida que se incrementa la longitud del día, menor es la suma de temperatura requerida para florecer. Lo cual significa que en condiciones de días largos y alta temperatura se producirá la inducción fotoperiódica en forma temprana y con escasa altura, provocando la caída del rendimiento. Esta es la situación que se presenta en siembras tardías.

El régimen hídrico del área de cultivo es un factor de decisiva importancia en el logro de una elevada productividad. Los mejores rendimientos se obtienen en regiones de precipitaciones abundantes, localizadas generalmente entre las isohietas de 400 y 600 milímetros.

La especie posee una resistencia a la sequía intermedia entre colza y trigo. Según Dale (1979) en áreas con precipitaciones menores que las destinadas a colza se obtiene una mejor coloración de la semilla, pero resulta imprescindible asegurar condiciones óptimas de humedad en las fases de floración y fructificación. Un déficit hídrico en dichas etapas determina una menor producción de semilla y una disminución del peso de 1.000 semillas y del porcentaje de aceite. Por consiguiente en zonas donde la humedad es limitada resulta importante la realización de un barbecho previo a la siembra.

En nuestro país se considera a la mostaza blanca un cultivo no tradicional, abasteciendo a un mercado muy limitado; sin embargo, y teniendo en cuenta los requerimientos bio y agroclimáticos simples y moderados de la especie, existirían grandes posibilidades de incrementar el área cultivada, lo cual permitiría el acceso a importantes mercados externos.

Con el fin de contribuir al logro de este objetivo, en el presente trabajo se hace una primera aproximación a una zonificación agro-climática del cultivo dentro de la región oriental de cultivo en secano, abriendo camino a estudios más detallados que incluyan, además, otras áreas del país.

MATERIALES Y MÉTODOS

La metodología utilizada se basó en los conocidos tipos agroclimáticos de Burgos (1958), según la adecuación desarrollada por Pascale (1969) para el estudio agroclimático del cultivo de la soja.

Dado que el objetivo del presente estudio era algo más restringido que el de los mencionados en el párrafo anterior, se optó por limitar el análisis a las áreas mundiales donde el cultivo se ha difundido con éxito y es cultivado con rindes y calidad económicamente aceptables, en condiciones de secano.

Debe hacerse notar que la finalidad de esta primera aproximación no es la de delimitar los tipos agroclimáticos mundiales de la mostaza blanca, sino, por el momento, tan solo la de señalar las áreas nacionales que ofrecen buenas condiciones para su cultivo.

Por lo tanto, se optó por la aproximación seguida por Sierra y Murphy (1983) en la zonificación agroclimática del girasol, consistente en delimitar zonas (latitudinales) según el bioperíodo térmico apto para el cultivo, caracterizando luego las mismas según la existencia de limitantes hídricas para el cultivo. Aunque el fotoperiodo puede resultar de capital importancia para la determinación de los tipos agroclimáticos mundiales del cultivo, es poco significativo el efecto que puede atribuírsele dentro del escaso rango latitudinal donde puede llevarse a cabo el cultivo de la especie dentro del país. Por esta causa, se decidió no considerar el efecto de esta variable, ya que, dentro de las épocas de siembras posibles, sus efectos no podían considerarse relevantes.

El análisis se concentró, por lo tanto, en la determinación de los índices térmicos e hídricos que podían emplearse para efectuar la delimitación de las zonas agroclimáticas locales.

Para ello se cortó con información fenológica y fenométrica proveniente de diversas localizaciones en Canadá, Europa y la U.R.S.S. (Cuadro I)

Cuadro I.

Procedencia de la información biológica empleada

ÁREA

NÚMERO DE ESTACIONES

RANGO LATITUDINAL

Cánada

17

de 53°13' a 49°07'

Europa

24

de 59°51' a 51°07'

U.R.S.S.

12

de 59°56' a 50°04'


Como fuente de información climática se empleó la publicación de Thornthwaite (1963), de la cual se extrajo los datos térmicos e hídricos necesarios para el cálculo de los índices-bioclimáticos.

La validez de dichos índices fue estimada a través de la estabilidad de los mismos en las distintas áreas geográficas consideradas. Dicha estabilidad fue evaluada por medio del coeficiente de variabilidad de la media, que indica la validez del índice como expresión de los requerimientos del cultivo.

Una vez determinados los índices bioclimáticos térmicos e hídricos, se los transformó en índices agroclimáticos representativos de la disponibilidad regional, por medio de los cuales se efectuó la delimitación de las áreas de distinta aptitud agroclimática.

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

La hipótesis de que la mostaza blanca es una especie de requerimientos sencillos y moderados se vio bien reflejada por la clara definición de sus requerimientos bioclimáticos que pudo hacerse por medio de unos pocos índices muy simples.

El régimen térmico más conveniente para el cultivo pudo definirse con bastante precisión como el bioperíodo con temperaturas medias mensuales comprendidas entre 4° C y 20° C. El nivel más bajo corresponde, en la mayoría de los casos (siembras primaverales) a la época de siembra, que según la zona se cumple con temperaturas medias mensuales entre 4 y 12° C, lo cual representa un rango bastante amplio, indicativo de la plasticidad de la especie, y especialmente, de su tolerancia a bajas temperaturas.

En el cuadro II, puede observarse que la temperatura mínima correspondiente al ciclo tiene un promedio, entre todas las localizaciones consideradas, de 8,6° C, con una desviación típica de ± 3,0° C, lo cual da un coeficiente de variabilidad del 35,1 %, indicativo del rango térmico relativamente amplio cubierto por las siembras.

En cambio, el índice bioclimático correspondiente a la temperatura media mensual más elevada experimentada durante el ciclo del cultivo, demostró una dispersión muy baja alrededor de su valor medio, lo cual resulta muy sugestivo dada la gran cantidad de valores individuales provenientes de tipos climáticos muy diferentes que intervinieron en su cálculo. En efecto, dicho índice acusó un valor medio de 18,0° C, con una desviación típica de sólo 1,6° C (cuadro II), lo cual produce un coeficiente de variabilidad de sólo 9,0 %, indicativo de la alta estabilidad del mismo.

Esta diferencia de variabilidad puede interpretarse en el sentido de que, si bien las siembras pueden acomodarse dentro de un amplio rango térmico a fin de aprovechar al máximo el período vegetativo disponible, que en algunos lugares de clima fuertemente continental es muy corto, las temperaturas elevadas durante la etapa reproductiva del cultivo (floración en adelante) resultan muy perjudiciales, aunque, al mismo tiempo, un cierto nivel térmico resulta necesario para dicha etapa del ciclo. Todo ello hace que la segunda etapa del ciclo del cultivo transcurra dentro de un rango térmico mucho más estrecho que la primera, siendo posiblemente la limitación térmica más seria para la difusión del cultivo.

Cuadro II.

Índices bioclimáticos para el cultivo de mostaza blanca (Sinapis alba L.)

INDICE BIOBLIMÁTICO

MEDIA ARITMÉTICA

DESVIACIÓN TÍPICA

COEFICIENTE DE VARIABILIDAD - %

Temperatura media mensual más elevada durante el ciclio de cultivo

8,6° C

± 3,0° C

35,1

Temperatura media mensual más baja durante el ciclio de cultivo

18,0° C

± 1,6° C

9,0

Precipitación acumulada durante el ciclo completo del cultivo.

255 mm

± 123,9 mm

48,1

Evapotranspiración real acumulada durante el ciclo completo del cultivo.

377,1 mm

± 70,6 mm

18,7


En el aspecto hídrico, el índice más estable que pudo encontrarse, fue el consumo te agua durante el ciclo del cultivo, representado por la evapotranspiración real (Thornthwaite, 1948) acumulada durante el mismo. Este índice arrojo un valor medio de 377 mm, con una desviación típica de ± 70,6 mm, lo cual da un coeficiente de variabilidad del 18,7 %, que resulta sumamente bajo para una variable hídrica, que normalmente debería estar afectada por una variabilidad mucho mayor, habida cuenta de la aleatoriedad de los procesos atmosféricos que la generan, y es indicativo de la alta estabilidad del índice.

Llama, en éste mismo sentido, la atención, el hecho de que la precipitación media durante el ciclo del cultivo, tiene una media bastante más baja, con 255 mm, al mismo tiempo que su desviación típica es más alta, con ± 123,9 mm, lo que da un coeficiente de variabilidad del 48, 1 %, que está más de acuerdo con lo que es una variable hídrica, aunque, por otra parte, la invalida como índice bioclimático en gran medida.

Esto puede interpretarse en el sentido de que el cultivo toma normalmente la diferencia entre la evapotranspiración real, que necesita efectuar (377 mm), y el agua que le aporta la lluvia durante su ciclo (255 mm), es decir alrededor de 122 mm, del agua que está almacenada en el suelo.

Esta interpretación resulta muy coherente con lo que se observa en los balances hidrológicos (Thornthwaite, 1963) de las localidades analizadas, los cuales señalan que, en la mayoría de los casos, las siembras se hacen con buenas condiciones de humedad en el suelo, y hacia el último tercio del ciclo la extracción efectuada para cubrir la diferencia antes mencionada va produciendo un paulatino desecamiento del suelo, que nunca alcanza valores demasiado elevados, pero sirve para satisfacer dicha demanda. Por lo tanto, también puede inferirse que el régimen hídrico óptimo para la especie combina buena humedad a la siembra y moderados déficits en la última parte del ciclo.

A partir de esta caracterización de los requerimientos hídricos del cultivo, se procedió a trazar una zonificación agroclimática del mismo, en macroescala, dentro de la región oriental de agricultura en secano de nuestro país.

Como índice agroclimático térmico se empleó la temperatura del mes más frío, que por su alta correlación con la marcha subsiguiente de la temperatura permite integrar en sí misma toda la información necesaria para determinar si el cultivo dispondría, en una localización determinada, del período térmico con temperaturas apropiadas.

En zonas donde la temperatura del mes más frío supera los 12,0° C, no se dispone de un bioperíodo térmico libre de temperaturas excesivas suficientes para el ciclo del cultivo. En cambio no existe límite inferior, ya que dentro de la zona de agricultura de secano, la temperatura media del mes más frío nunca es inferior a 6,0° C, lo cual es suficiente para buenas siembras, ya que está dentro del rango abarcado por el índice bioclimático correspondiente, aunque naturalmente condiciona en alguna medida a la época de siembra más apropiada en cada zona latitudinal, que se va atrasando paulatinamente hacia el Sur.

Como índice agroclimático hídrico se empleó la situación hídrica media del mes de floración y principios de fructificación cuyos valores fueron extraídos de las cartas confeccionadas por Pascale y Damario (1983). Dicho índice representa la disponibilidad hídrica para el cultivo durante su subperíodo crítico al agua.

Debe hacerse notar que el mes de floración y principios de fructificación depende del, mes de siembra y de la marcha zonal de la temperatura, de manera que el momento de ocurrencia del subperíodo crítico al agua depende de esta interacción, que determina la fenología del cultivo.

Debido a que la información fonológica local sobre el cultivo es aún muy escasa, la misma debió ser extrapolada a partir de los escasos datos disponibles y del comportamiento de la especie en el Hemisferio Norte.

Por lo tanto este es el factor que más puede incidir en disminuir la precisión de un estudio como el encarado en este caso, de manera que para poder pasar a una escala de análisis más detallada, como la meso agroclimática, sería necesario reunir suficiente información fenológica.

Dado que la variación de la situación hídrica se produce predominantemente en sentido este -oeste (longitudinal) las isolíneas correspondientes tienden a cortar a las de temperatura, dividiendo las zonas térmicas (latitudinales) en áreas de distinta aptitud hidrológica.

En la figura 1 puede observarse la zonificación así determinada, y las características sobresalientes de las 5 zonas principales se des criben brevemente a continuación

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c-biblio009-17-a (67K)

CONCLUSIONES

Existe una vasta área dentro de la región oriental de cultivo en secano que presenta aptitud agroclimática para el cultivo de la mostaza blanca.

La zona IV es la que ofrece mayor aptitud, no presentando limitantes climáticos, térmicos ni hídricos, aunque sí, posiblemente, ciertas limitaciones edáficas en la depresión del Salado.

En segundo término vendrían las zonas III y V, sin limitaciones térmicas. No obstante la zona IV presenta excesos y limitaciones edáficas en su margen oriental, mientras que la zona V manifiesta un fuerte gradiente hacia situaciones de déficit hídrico hacia el Oeste.

Por último, las zonas I y II tienen limitaciones térmicas en aumento hacia el Norte. Desde el punto de vista hídrico existen áreas favorables, aunque en la provincia de Entre Ríos, los suelos no resultan convenientes para la especie.


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