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Boletín SAIPA - Sociedad Argentina para la Investigación de Productos Aromáticos
Volumen V - N° 13-14-15 - Ene-Dic 1966 - EDITORIAL - pág 19 a 21.

LOS CULTIVOS DE MENTA Y SUS PROBLEMAS
por el Agrónomo NICOLÁS CAMISA, Técnico Agrícola de la firma EYPAR S.A.I.C.A.

Quienes estamos en contacto directo con los agricultores, que nos consultan sobre problemas en la explotación de los cultivos de menta, tenemos que enfrentarnos con una cantidad de interrogantes que los mismos plantean. Pueden ser resueltos, no obstante su complejidad, si se toman en cuenta los factores que detallo. Para ello, habrá que incluir dos capítulos principales, donde se exponen soluciones emanadas de las experiencia. Ellos son:
  1. Etapas básicas del cultivo.
  2. Complementos necesarios señalados por el avance técnico.

Desarrollando el primero, tenemos:

1) Preparación de suelo: Este punto, que es de vital importancia, no siempre es tenido en cuenta y creo que ha sido el primer factor que ha incidido en los fracasos. Una falsa economía en la preparación de los suelos con la debida anticipación de las necesarias aradas y rastreadas, harán más costosos los cuidados posteriores del mantenimiento óptimo del cultivo.

Sabido es, que mayor cantidad de malezas aparecerán cuanto menos trabajados hayan sido los suelos. Esto es evidente cuando no se trabajó previendo la brottación anticipada de aquéllas, de modo de facilitar su destrucción antes de la plantación.

Cuando se iniciaron las primeras plantaciones en Tunuyán, provincia de Mendoza, la ¡dea general era de hacer un cultivo "verde" de avena, cebada o centeno, que se incorporaba al suelo con anterioridad, interpretando el beneficio que significaba agregar materia orgánica al suelo, y evitar además que la maleza prosperase.

Hoy casi nadie lo hace. Las consecuencias han sido que el mantenimiento resulta más caro y los rendimientos han disminuido.

Se ven plantaciones en que los terrenos no han sido nivelados; otras en que el trazado de los surcos es demasiado profundo, lo que significa mayor cantidad de agua para regar y luego que existan problemas para realizar trabajos mecánicos. Por ejemplo, al emplear tractores, los "lomos" que van formando los surcos no permiten mantener el nivel constante de las herramientas de cultivo, pues mientras una rueda va en el fondo del surco, la otra lo hace por la parte superior del mismo (aunque la distancia entre rueda sea regulable). Este problema no se presenta cuando la profundidad del rayado no supera los 10 cm.

2) Siembra: Dos procedimientos negativos de tener en cuenta en forma muy especial, pues gravitan seriamente en la prosperidad del cultivo, son:

  1. querer ahorrar rizomas,
  2. exagerar la cantidad.

En el primer caso habrá que hacer reposición de fallas con un costo mayor de plantación.

En el segundo, se sufrirá la consecuencia de tener una mayor cantidad de individuos o plantas en la misma superficie lo que traerá como resultado la obtención de plantas débiles. Además se corre el peligro de la defoliación cuando lleguen a su estado adulto, fenómeno éste producido por un exceso de competencia entre sí o, tal vez, deficiencia derivada de una incompleta fotosíntesis de la planta.

La experiencia nos ha permitido comprobar que la densidad de siembra óptimo se consigue empleando 1.000 kilos de rizomas por hectárea.

Otro detalle, a tener en cuenta en la plantación, es la profundidad en que se colocan los rizomas, pues cuando se han cubierto con demasiado tierra se han producido pérdidas considerables y, por el contrario, fueron óptimos los resultados cuando el espesor de la cobertura no pasaba los 2 cm.

Sobre esto, debo destacar que este resultado fue obtenido por primera vez por obra de la casualidad y vale la pena comentarlo. Haciendo una plantación de Mentha arvensis en la localidad de El Sombrero, en la provincia de Corrientes, se distribuyeron sobre los surcos los rizomas y no se habían tapado con tierra. Se produjo en forma sorpresiva una lluvia torrencial, muy común en la zona, no pudiéndose seguir el trabajo por ese motivo en la plantación. Esto hizo pensar que perderíamos el material que no habíamos tenido tiempo de tapar. A los 10 días volvimos a ese lugar para retomar el trabajo y con gran sorpresa notamos que prácticamente todas las rizomas habían brotado.

Lo que había ocurrido fue que la fuerte lluvia hizo que una delgada capa de tierra cubriera los rizomas y la humedad y el calor reinante produjeron la brotación con rapidez no común. Hubo notable diferencia con la plantación inicial anterior. Este fenómeno demostró que, aunque resulta un poco más cara la plantación, es aconsejable realizar la labor del tapado de las rizomas en forma manual empleando azadas, porque permiten obtener una brotación más rápida y más pareja, cosa que resulta más compleja al hacerlo mecánicamente porque no siempre la máquina puede hacen un trabajo similar.

3) Época de plantación: Por razones inexplicables y circunstancias especiales, hemos visto plantar en los últimos años, hasta en el mes de diciembre, y los resultados sabemos que han dejado mucho que desear.

Estimo que la mejor época de plantación debe ser la de los meses junio-julio y, como máximo, hasta la primera quincena de agosto (según zonas), si se hace con rizomas, y hasta el 15 de octubre empleando "plantines".

Esto tiene su lógica, ya que es sabido que el ciclo econórnico vegetativo de la menta es de aproximadamente 150 días y debemos hacer esa tarea en esas épocas si queremos cosechar sin que las lluvias nos traigan problemas, ya que en las zonas conocidas de plantación es precisamente de enero en adelante, cuando se producen las precipitaciones pluviales.

Una menta cosechada en enero-febrero nos permitirá hacer un segundo corte a los 60/70 días y los resultados dependen de que se pueda hacer este último antes que las primeras heladas afecten a la plantación.

4) Épocas de cosecha: Indudablemente que tiene relación directa con la siembra y debe tenerse en cuenta ésta porque son varias las producciones perdidas, porque ha coincidido el corte con las lluvias y esto último no puede evitarse. Es bien sabido que los rendimientos decaen por dos razones fundamentales, que son: defoliación de la planta o por el lavado que sufren las hojas, en ambos casos como consecuencia de lluvias prolongadas y que naturalmente se observan en los meses, de febrero y marzo en las zonas productoras de menta. Para esto la solución está en plantar temprano.


En cuanto al segundo capítulo, de neta incidencia económica, por razones obvias, vemos:

1) Usos de elementos mecánicos: No siendo éste un cultivo tradicional, en los que ya existen maquinarias adaptadas a cada tipo de tarea, siembra, cultivo y cosecha, debe reconocerse que las técnicas mecánicas a seguir son en realidad adaptación de las que se emplean con aquéllas.

Es aceptable que no todos tengan los mismos resultados de eficiencia y es por esto que se hace difícil aconsejar o recomendar tal o cual elemento mecánico.

2) Empleo de abonos: Práctica que ya no se hace aduciendo en la mayoría de los casos los altos precios de los mismos. Grave error, si tenemos en cuenta la respuesta que da la incorporación de ellos y la manifiesta diferencia que existe cuando se trabaja en tierras de permanente uso y donde no se tienen en cuenta los cultivos que se eligen en la rotación.

Entiendo que la incorporación de abonos es otro de los agudos problemas a que los agricultores deben acostumbrarse y tomar el ejemplo de los plantadores de los Estados Unidos de Norteamérica, que consiguen altos rendimientos de producción.

Este puede ser el punto clave para que volvamos a tener cosechas como las de años atrás, que fueron de más de 50 kg/ha. en Mentha piperita y superiores, a los 120 kg/ha. en Mentha arvensis.

Conclusión: Es muy posible que se puedan interpretar las cuestiones tratadas como de elementales o quizá hasta de simples. No debemos olvidar que cuando todos estos principios eran tenidos en cuenta, sin agregar ni quitar nada, durante mucho tiempo el negocio del cultivo de las mentas fue brillante para muchos agricultores y también para las empresas.

Tampoco debe olvidarse que los buenos rendimientos obtenidos no fueron obra del azar, sino el haberse ceñido a la técnica y no dejar librado ninguno de los problemas expuestos a la improvisación. Precisamente, su éxito fue el motivo para que muchos pensaran en haber encontrado un "cultivo demasiado fácil", que hoy por su mal manejo está planteando los interrogantes que motivaron este artículo.

Su condición de cultivo intensivo, debe concitar la necesidad de la técnica cultural, sobre todo porque la industria que se vale de él requiere calidad y rendimiento.



   
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